En el segundo que pasa entre cuando nos llega un “problema” y nuestra primera reacción: en ese preciso segundo está nuestra capacidad de elegir..
…de elegir si estallamos emocionalmente o pensamos racionalmente nuestra primera respuesta.
En ese segundo debemos hacer una pausa estratégica, porque ese segundo definirá la calidad de nuestras decisiones para nuestro negocio y para nuestra vida.
Y muchas veces esa primera reacción es interna y se nos daña el día, afecta nuestro estado de animo, nos estresamos, creamos un caos que solo vamos a sufrir internamente.
O mucho peor cuando lo hacemos externo: juzgamos, criticamos y no proponemos soluciones reales.
¿Qué tal si nos detenemos un momento para preguntarnos: ¿voy a reaccionar de manera impulsiva o actuaré con claridad y propósito?
¿Cuando nos pasa esto?
Cuando nuestro cliente dice algo que sabes que no es cierto
Cuando una persona de tu equipo no logra sus resultados del mes
Cuando nuestro jefe juzga sobre algo de nuestro trabajo con desonocimiento.
Cuando un líder de otro proceso se comunica de manera negativa sobre algo de nuestro trabajo
Cuando nos llega un mail negativo
Cuando los resultados de una zona no son los esperados
Cuando una persona llega a la oficina y no saluda
¿Como estamos decidiendo frente a estas situaciones?
¿Juzgamos y reaccionamos? o ¿pensamos y luego actuamos?
Cuando actuamos impulsivamente estamos activando el sesgo de reacción emocional, nuestro instinto es el que decide: explotamos y juzgamos, acabamos emocionalmente con quien esté al frente o escribiendo ese correo.
Nuestra mente se nubla, nuestra sangre hierve y solo vamos a ir a buscar información o casos anteriores que refuercen eso que “creemos” correcto, esto se llama sesgo de confirmación. Perdemos la oportunidad de escuchar y comprender todos los lados de un mismo problema.
Nos quedamos solo con la primera impresión del problema, la primera información que recibimos, no abrimos nuestra mente a explorar un contexto mas amplio y caemos en el sesgo de anclaje. Nos anclamos a esa primera fuente del problema, y con seguridad esa primera fuente viene con sesgos.
¿Qué debemos hacer entonces?
Incorpora en tu consciencia la capacidad de elegir tus reacciones.
Intenta comprender el contexto total del problema “definir el problema es mas importante que encontrar una solución inmediata”
Pide datos antes de reaccionar.
Nunca te vayas en contra de las personas, no emitas juicios personales, los problemas en su gran mayoría son resultado de falta de comunicación o procesos mal establecidos
Escudriña el problema, aplica las técnica de los niños: pregunta por qué muchas veces…
No caigas en el juego de “como me tratan trato” eleva tu respuesta, sé la persona sabia de la conversación. Con formalidad y profesionalismo: pide datos, contexto, escucha, argumenta.
Hay que ser muy neutral, sea buena o mala la decisión que debes analizar. Neutraliza.
Del afán no queda sino el cansancio y los errores. Identifica cuáles problemas requieren una pausa mayor para reflexionar, no podemos ir corriendo y chocando contra el mundo por cualquier problemita.
Habla con tu mentor, guía o compañero. A veces exponer el problema de manera racional te ayudar a ganar claridad mental.
Toma decisiones basados en los datos, hechos, evidencias ( reales y con contexto).
No envíes ese correo con veneno, escríbelo y lo dejas para mañana. Lo lees de nuevo y revisas si lo quieres enviar.
Bueno vamos a pausar y decidir con claridad.
Feliz martes.
Nos leemos pronto,
Óscar Yonda.